No tienen una base lógica gran parte de los ataques que se realizan hacia las medicinas tradicionales y alternativas/complementarias, cuyo uso apoya la Organización Mundial de la Salud (OMS) cuando éstas han demostrado su utilidad para el paciente y representan un riesgo mínimo.
Pero es igual o más absurdo aún que se trate de deslegitimizar la medicina convencional desde algunos frentes.
En este artículo destapamos algunos falsos mitos en relación a los diferentes enfoques de la medicina que conviven en la actualidad.
¿Qué encontrará aquí?
Destapando falsos mitos
La medicina convencional sólo va al síntoma
A diferencia de lo que algunos piensan, basándose en literatura de baja calidad, la medicina convencional intenta siempre enfocarse en la causa última de la enfermedad para curarla desde su raíz, siempre desde un abordaje integral: físico, psicológico y social.
Además, su enfoque no es solo curativo sino también intensamente preventivo y rehabilitador, actuando en todo tipo de problemas de salud: agudos o crónicos, y leves, moderados o graves.
Sólo cuando no se conoce la causa, se dirige a frenar las consecuencias del trastorno y sus síntomas. Este es el caso de las enfermedades idiopáticas o funcionales.
En cualquier caso, se sabe que tratar el síntoma se convierte a menudo en una «muleta terapéutica» que puede servir de apoyo para una curación profunda y total.
La medicina alternativa es natural; la convencional artificial
Es muy importante la intención de una terapia o de un medicamento. Desde ese punto de vista la medicina convencional es siempre lícita, pues su intención es el logro de un buen estado de salud, a menos que se demuestre una perversión de su intención o se utilicen medios ilícitos.
Sin embargo, algunos critican de forma exagerada los medios empleados por la medicina convencional, y los tildan de inapropiados e incluso de ilícitos.
Al respecto no se entiende, por ejemplo, por qué utilizar medios químicos pueda considerarse ilícito, más aún si la mayoría de los compuestos que se utilizan como medicamentos en las terapias alternativas tienen un mayor o menor grado de transformación química.
Algunos ejemplos son el agua dialítica y la plata coloidal, pero incluso una simple infusión de hinojo necesita ser hervida para que ejerza su efecto dentro del cuerpo humano.
Además, creemos que no puede verse nada «natural» en aplicar dosis masivas de compuestos herbarios o de vitaminas dentro de la corriente sanguínea, como prescriben en ocasiones algunos naturópatas.
Los fármacos son menos seguros que los productos naturales
Los productos que utilizan las medicinas tradicionales y las complementarias/alternativas no están exentos de efectos secundarios y, a menudo, carecen de la regularización y evidencia científica que respalda a los medicamentos que utiliza la medicina convencional.
La medicina convencional tiene sus propios mecanismos muy potentes para detectar los potenciales efectos secundarios de los medicamentos, y existen redes de farmacovigilancia en todo el mundo que utilizan metodología para descartar fármacos y vacunas cuyo riesgo supere al beneficio que producen.
La medicina alternativa es más efectiva que la convencional
La antibioterapia es producto de la medicina convencional y no tiene parangón en la historia.
Las técnicas actuales de cirugía también pertenecen a la medicina convencional, y curan parcial o totalmente en numerosas ocasiones.
Las terapias convencionales paliativas son especialmente efectivas para aliviar enfermedades difícilmente curables o con síntomas insoportables.
Tres ejemplos simples que deshacen una falsa creencia.
Los médicos carecen de visión global del paciente
No es cierto. Los médicos con formación especializada reglada y oficial (por ejemplo la vía MIR en España) conservan una visión integral del paciente, en especial los internistas y médicos de familia, conseguida a través de al menos 10 años de formación práctica y teórica, y consolidada mediante su experiencia clínica.
Por el contrario, los profesionales que se dedican a la naturopatía y a otras terapias alternativas/complementarias tienen 4 años de formación en el mejor de los casos (Estados Unidos), por lo que pueden carecer del ojo clínico que poseen los médicos convencionales, y corren el riesgo de pasar por alto enfermedades graves, precisamente por no aplicar, o aplicar a destiempo las técnicas diagnósticas que se requieren en estos casos.
Por tanto, al igual que la American Academy of Family Physicians (AAFP), opinamos que es ilegal y peligroso que un naturópata ejerza como médico en atención primaria o en cualquier otro ámbito de los sistemas de salud.
Medicina integrativa: la solución
Nuestra conclusión es que las terapias alternativas/complementarias no son ni más seguras ni más «naturales» ni han demostrado un balance beneficio/riesgo mayor que la medicina convencional.
Creemos que en la actualidad, su lugar óptimo es dentro de la medicina integrativa, como una terapia más.
Por ello, preferimos el término «complementaria», más que «alternativa», pues en el momento actual no pueden sustituir ni son equivalentes en efectividad ni en seguridad a la medicina convencional, por lo que no constituyen una alternativa, sino más bien un complemento.
En un futuro, ya se verá…
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