Al visualizar en anuncios televisivos y en otros medios publicitarios los presuntos beneficios impresionantes de productos como Actimel®, Danacol®, Activia®, etc., quizá usted aún no se haya hecho esta pregunta: ¿En qué medida son los alimentos funcionales productos con propiedades saludables?
Actualmente, la legislación no define qué es un alimento funcional, por lo que la regulación es a través de la legislación sobre etiquetado. El fundamento científico debe ser del más alto nivel posible, y a su vez debe ser autorizado por expertos de la European Food Safety Authority (EFSA).
A pesar de la exigencia científica exigida, diversos beneficios para la salud son generalente atribuidos a estos productos en el etiquetado. Por tanto, quizá cabría preguntarse: ¿son más un medicamento que un alimento? Si la respuesta es que se asemejan más al efecto de un medicamento, posiblemente el superior rigor científico que la ley exige a la industria farmacéutica para publicitar debería ser similar al que se aplica sobre las declaraciones del etiquetado de los alimentos funcionales. Sigue leyendo →